Los speakeasies se han convertido en una tendencia global, pudiendo encontrarlos en muchos lugares del mundo. Pero, ¿sabes qué son realmente? ¿Conoces la historia de cómo surgieron?
Entre 1920 y 1933, en Estados Unidos estuvo prohibido el consumo de bebidas alcohólicas y aquellos que eran sorprendidos bebiendo o vendiendo alcohol eran arrestados y encarcelados con penas severas. Estamos hablando de la época del Gran Gatsby o de Al Capone.
Es así como nacieron los “speakeasy”, bares en los que podía consumirse de forma clandestina cualquier tipo de alcohol. Establecimiento que, a simple vista, parecían normales, pero que escondían un bar en su interior. El alcohol que se consumía era de contrabando y de muy mala calidad, pero, gracias a ello, nació la coctelería.
Con el tiempo, este concepto se difundió a otros países, pero ya no como una manera de evitar la prohibición, sino como una moda. Establecimientos muy exclusivos y difíciles de encontrar, pero que permiten disfrutar de toda una experiencia. Y aunque estos lugares hoy operan 100% en la legalidad, su ubicación y las claves para entrar, les siguen dando ese misticismo.
Bar Enigma, apuesta por La Reina
Llegar a este bar no es fácil. Escondido bajo la fachada de una cafetería de barrio sólo se puede acceder a través de una puerta secreta, después de adivinar un acertijo. Una vez en el interior, el lugar sorprende por su ambiente, que inmediatamente transporta a un bar lleno de vida y bohemia, pese a estar ubicado en un sector donde no abundan los locales nocturnos.
El Dorado ($7.900), Amelia Earhart ($8.300) o el Manuscrito Voynich ($8.400), son algunos de los misteriosos cócteles que toman forma y sabor en el Bar Enigma, un lugar secreto en la comuna de La Reina que abrió sus puertas hace unos meses.
Liderado por Miguel Ferrada y Pablo Prufer —ganador de la competencia de coctelería internacional World Class Chile—, Enigma conjuga una original oferta en la barra con una cocina que acompaña cada uno de los misteriosos líquidos.
Con un piso completo dedicado a la preparación y elaboración de las mezclas a utilizar en cada uno de los tragos de autor, los brebajes cuentan con ingredientes como gotas de aceite de estragón o jugo de piña grillada y clarificada, combinados con destilados de autor. Imperdible es el Kennedy ($8.300), un cóctel que tiene un fatwashing de whisky y queso Roquefort, además de agua de miel de coco y vino Late Harvest, entre otras varias sorpresas.
Junto a estas mezclas innovadoras, hay opciones de comida como una Secuencia de Tequeños ($10.990) o la Trilogía de las Bermudas ($12.990) con tres ceviches distintos, que acompañan perfectamente esta experiencia escondida.
Av. Larraín 5941, La Reina. De martes a sábado, de 19 a 1 AM.
En Instagram, @barenigmachile
El Speakeasy, de La Providencia
“Hola, vengo a la mesa al lado del baño”, es la frase secreta para entrar al bar oculto del Bar La Providencia, que debutó en abril y al que –literal– se entra por el “baño de empleados”.
Para ingresar, sí o sí hay que reservar a través de Instagram, ya que solo aceptan 12 reservas por turno, que pueden ser en la barra, en el living o en las dos mesas altas. Ojo: si la reserva es para más de cuatro personas, lo mejor es mandar un mail. En El Speakeasy, como lo bautizaron, hay una carta de clásicos con cerca de 40 preparaciones como dry martini o manhattan ($9.900 c/u) y una decena de cócteles de autor como el Clery elegante, con vino blanco de huesillo, blend de frutas cítricas, Vermut Dry con chocolate blanco y licor de avellanas ($11.900). La carta de comida también es diferente a la del local tradicional, que ya lleva cinco años funcionando; aquí solo hay una acotada oferta de tapas para acompañar la coctelería. Un clásico es la tabla María Antonieta, que incluye quesos, charcutería y encurtidos de la casa.
Isabel La Católica 4208, Las Condes. De martes a sábado de 20 a 2:30 am.
En Instagram, @elspeakeasy.bar
Hidden, el primero
Ya lleva ocho años, y la forma de entrar sigue siendo la misma. A través de su Instagram (@hiddenbar.cl) se hace la reserva y solo en ese momento se sabe la ubicación exacta. Ubicado en el subterráneo de un hotel, muy cerca del Metro Universidad Católica, al entrar un teléfono rojo da la bienvenida y se debe dar la clave que cambia día a día. Aquí hay clásicos como el Negroni ($6.600) y otros tragos desarrollados por ellos, como el God Save the Cucumber con vodka Sminorff rapsberry, pepino y espumante Brut ($7.000). Para comer tienen tapas sencillas y también se puede pedir sushi. Con capacidad para 17 personas, vale la pena sentarse en la barra para ver cómo los mixólogos preparan las bebidas.
«Me gusta que haya más lugares de este estilo y en distintos lugares de Santiago. No es competencia, son apuestas distintas en lugares distintos«, dice su dueño, Nicholas Cornell.
De Martes a miércoles de 19 a 1 am y de jueves a sábado de 19 a 3 am.